Después de la muerte de la Virgen, Juan viajó por Judea, Samaria y Jerusalem predicando el Evangelio con Pedro. En Hechos de los apóstoles, Lucas refiere que estando Juan y Pedro en un templo llamado Hermosa hicieron caminar a “un tullido desde el seno de su madre”, a causa de ellos fueron llevados al Sanedrín donde fueron castigados y conminados a dejar de predicar en nombre de Jesús. Se dice que Juan fundó en Asia Menor las Siete Iglesias que son citadas en el Apocalipsis. Más tarde, Juan residió en Éfeso, donde fue perseguido por el emperador Diocleciano, otros, en cambio, mencionan a Domiciano, quien, según la leyenda, intentó dos veces de tomar su vida. En una ocasión el emperador le ordenó beber una copa de vino envenenado. Cuando Juan la alzó, el veneno huyó de ella en forma de serpiente.
Aquí es necesario hacer un comentario. Hay un mito caldeo sobre una disputa entre Dios y la serpiente, ésta fue recogida por Ferécides y Orígenes la cita en su libro VI Contra Celso. Ahí, refiere la leyenda, se llevaba una serpiente a las fiestas de Dionisos –recuérdese que este dios tiene su origen en Oriente– como un atributo y un símbolo de vida. Los egipcios atribuían una cierta divinidad a la serpiente, según cuenta Eusebio en su Preparación evangélica. En Arabia y la India, incluso en la China, la serpiente era considerada como un símbolo de vida, de ahí que los emperadores llevaran en el pecho siempre una imagen de una serpiente.
Es a partir del mito cristiano, en el momento en que la serpiente le habla a Eva, cuando a este animal se le denosta.
En el arte cristiano, se le representa a Juan con una copa en la mano y de ella sale una serpiente. El animal reptante es ahora símbolo no sólo del demonio sino de la maldad en general.
A san Juan es uno de los tetramorfos, es decir al conjunto de los símbolos que representan a los cuatro evangelistas. San Mateo, al hombre o ángel; san Lucas, buey o toro; san Marcos, león; y a san Juan, el águila. Es identificado por este animal porque su Evangelio es el más teológico de todos, y se considera el águila como el animal que vuela mas alto.
En la Historia del Arte vemos en los primeros tiempos del cristianismo a los Evangelistas representados simbólicamente solamente con estas formas animalísticas, luego evolucionan representándose la figura del Evangelista con el respectivo animal como atributo identificador, como en el caso de san Juan con la serpiente huyendo, como se comento líneas arriba.
En otra ocasión, Juan fue llevado a Roma y arrojado a un caldero de aceite hirviendo, pero emergió ileso y más joven aún. No se sabe de otro intento de matarlo después del segundo intento fallido. Más tarde fue exiliado a la isla de Patmos, donde, se supone, redactó el Apocalipsis.
Juan quizás fue el último de los apóstoles ya que algunos testimonios aseguran que murió durante el reinado de Trajano, es decir entre 98 y 117 de nuestra era. Si bien algunos dicen que San Juan murió en Efeso, de muerte natural y edad muy avanzada, otros mencionan que Juan murió al resbalar en una acera.
Debemos comprender que fue Jesús quien nació de concepción sobrenatural, no su madre. La idea de que María era superior a otros seres humanos, fue enfáticamente rechazada por el mismo Jesús. Un día, mientras predicaba: « ... su madre y sus hermanos estaban fuera. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, quieren hablarte. Y Jesús respondió al que esto le decía: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: "He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi madre, y hermano y hermana"» (Mt. 12:46-50). Claramente podemos ver que si servimos al Señor, si hacemos su voluntad, estamos en la misma categoría espiritual que María. Ciertamente, esta unidad en Cristo nos enseña igualdad a los ojos de Dios y rechaza la idea de que María fuese una persona sobrenatural.
Antes de Pentecostés María estaba reunida con los discípulos esperando la promesa del Espíritu Santo. Leemos que los apóstoles «perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres y con María, la madre de Jesús y con sus hermanos» (Hch. 1:14). Ciertamente, las Escrituras no dicen que los discípulos estaban orando a María; la ilustración que acompaña -tal como es vista en los catecismos católicos- intenta dar a María una posición central. Pero como sabe todo estudiante bíblico, los discípulos en esa ocasión no estaban mirando a María; estaban buscando que el Cristo resucitado, quien había ascendido al cielo, les enviase el don del Espíritu Santo. Nótese también que en el dibujo, no solamente están los discípulos mirando a María, sino que también el Espíritu Santo (en forma de paloma) se ve volando sobre ella. De acuerdo a las Sagradas Escrituras, la única persona sobre quien el Espíritu Santo descendió en esa forma fue sobre el mismo Jesús, no sobre su madre. Por otra parte, y aunque parezca increíble, la diosa-virgen pagana, bajo el nombre de Juno, era frecuentemente representada con una paloma en su cabeza, como también lo eran Astarté, Cibeles e Isis. Y así, la influencia pagana en tales cuadros, aparece de un modo bien claro.
Otro intento por glorificar a María -exaltarla a un plano que la Escritura no le otorga- puede notarse en una doctrina católica, conocida como la perpetua virginidad de María. Esta enseña que María continuó virgen toda su vida. Pero tal doctrina no fue nunca enseñada por Cristo o por sus discípulos. Como lo explica la Enciclopedia Británica, la doctrina de la perpetua virginidad de María no fue enseñada sino hasta cerca de trescientos años después del regreso de nuestro Señor al cielo. No fue sino hasta después del Concilio de Calcedonia, en el año 451, que esta infundada suposición fue aprobada oficialmente por Roma.
Al contrario de las enseñanzas católicas, la Biblia muestra claramente que María no continuó como virgen a través de toda su vida. La Biblia enseña que nuestro Señor Jesucristo nació de la virgen María -concebido en virginidad y nacido sobrenaturalmente (Mt. l:23)-. Enfáticamente creemos en el nacimiento virginal de Jesús. Pero después del nacimiento de El, María dio a luz a otros hijos, los hijos naturales de su unión con José, su esposo.
En Mateo 1:25 leemos que Jesús fue el hijo «primogénito». La Biblia no dice que María haya parido a un solo hijo, sino que nos dice que Jesús fue su primer hijo. El hecho de que Jesús fuera el primogénito, indica que después nacieron de María otros hijos. Siempre en el lenguaje lógico normal, un primero requiere un segundo. Pero fuera de esta línea de razonamiento, las Escrituras no dejan lugar a dudas del hecho de que María tuvo otros hijos después del nacimiento de Jesús. Sus nombres son anotados en la Biblia, como sigue: «Jacobo, José, Simón y Judas» (Mt. 13:55). Además de estos hermanos, el versículo siguiente menciona a las hermanas de Jesús. Las gentes de Nazareth dijeron: «¿ ... y no están todas sus hermanas con nosotros?» La palabra «hermanas» está en plural, de modo que sabemos que tuvo por lo menos dos hermanas. Pero si nos fijamos un poco más, veremos que el pasaje indica que Jesús no sólo tenía dos hermanas, sino que por lo menos tenía tres. Notemos que el versículo habla de «todas» sus hermanas. Por regla general, cuando nos referimos solamente a dos personas, decimos «ambas» y no «todas» ellas. Esto, definitivamente, implica que la expresión se refiere a tres o más hermanas. Si entonces añadimos tres hermanas y cuatro hermanos además de Jesús, resulta que María, tuvo ocho hijos.
El Señor Jesús nació de María sobrenaturalmente, por un nacimiento virginal, los otros siete hijos que ella tuvo, nacieron normalmente; fueron engendrados por su esposo José. Pero la actitud católica es que José conservó a María como virgen por el resto de su vida. Sin embargo, ella fue virgen según las Escrituras «solamente» hasta después del nacimiento de Jesús. José no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito y lo llamó Jesús. José no conoció a María hasta después del nacimiento de Jesús. Pero más tarde, José y María tuvieron unión matrimonial y dieron a luz a varios hijos tal como lo enseñan las Escrituras. Estudiando lo que la Biblia enseña, nos damos cuenta de que la doctrina de la perpetua virginidad de María es completamente falsa.
Durante los días de la apostasía -para hacer más clara la identificación de María con la madre-diosa que las naciones venían adorando hacía cientos de años-, algunos exagerados admiradores de María comenzaron a enseñar que el cuerpo de María nunca sufrió corrupción, sino que ascendió a los cielos al igual que Jesucristo y que allí sentada hoy en día, como la «Reina del cielo» para recibir culto y oraciones. No fue sino hasta este siglo que la doctrina de la ascensión de María se proclamó oficialmente como una doctrina de la Iglesia Católica Romana. Fue tan sólo en el año 1950 que el papa Pío XII declaró que el cuerpo de María no sufrió corrupción, sino que fue llevado al cielo. Obviamente, dicha doctrina de la ascensión de la virgen, no es parte de la doctrina del Nuevo Testamento.
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