Evolución I
Lo
abominable es consustancial al ser humano. Es el lado obscuro que pocos
artistas se atreven a revelar abiertamente mediante sus obras, o lo hacen
inconscientemente. Fue en el siglo XV cuando los habitantes de Roma
descubrieron lo que fuera Domus Aurea, un palacio construido por Nerón decorado
profusamente de avíos y elementos oníricos muchas veces chabacanos. Creyeron
que eran grutas. Por ello dieron en llamar a esa ornamentación arte grotesco.
Hay en la obra de Siegrid Wiese (México, DF, 1980) ese elemento perturbador que remite al espectador a lo primigenio, al vacío de la orfandad humana que no se llena con los oropeles de la pintura mercadotécnica o la desmesura de objetos pretendidamente conceptuales, que sólo abisman el sentido ontológico del ser humano.
La obra de Wiese persigue, deliberadamente o no, el propósito de hacernos ver la decrepitud e inutilidad de la Humanidad. Nos revela que somos un despropósito en este mundo inmundo. Sus personajes, más allá de la caricatura, son un retrato, no de lo que pretendemos ser, sino de nuestra realidad.
Así, Wiese puebla su obra de personajes grotescos, monstruos extravagantes, gnomos impensables, enigmáticas mujeres, paisajes desolados y en perenne destrucción. El espectador ve el mundo a través de un espejo sin reflejo, el sinsentido de la vida.
Hay, qué duda cabe, un persistente pero sutil elemento dantesco que impregna la obra de la pintora y que la hace, contradictoriamente, luminosa. Brillante por los claroscuros, por la difuminación de los paisajes.
Wiese no teme recurrir a seres fantásticos y elementos suprarreales para recordarnos que provenimos de una improbable evolución, y que el sueño en que vivimos en realidad es solo una pesadilla.
No puede dejar de pensarse, cuando se ve la obra de Wiese, en El Bosco, “el primer surrealista –surrealista avant la lettre-, y el más grande”, a decir de Westheim, por los mundos poblados de demonios y criaturas inverosímiles.
Con todo, el camino recorrido por la artista apenas empieza; la obra que la precede marca un devenir promisorio. Basta mencionar que la pintora ha expuesto más de una treintena de veces –colectiva e individualmente- de 1999 a la fecha.
Hay en la obra de Siegrid Wiese (México, DF, 1980) ese elemento perturbador que remite al espectador a lo primigenio, al vacío de la orfandad humana que no se llena con los oropeles de la pintura mercadotécnica o la desmesura de objetos pretendidamente conceptuales, que sólo abisman el sentido ontológico del ser humano.
La obra de Wiese persigue, deliberadamente o no, el propósito de hacernos ver la decrepitud e inutilidad de la Humanidad. Nos revela que somos un despropósito en este mundo inmundo. Sus personajes, más allá de la caricatura, son un retrato, no de lo que pretendemos ser, sino de nuestra realidad.
Así, Wiese puebla su obra de personajes grotescos, monstruos extravagantes, gnomos impensables, enigmáticas mujeres, paisajes desolados y en perenne destrucción. El espectador ve el mundo a través de un espejo sin reflejo, el sinsentido de la vida.
Hay, qué duda cabe, un persistente pero sutil elemento dantesco que impregna la obra de la pintora y que la hace, contradictoriamente, luminosa. Brillante por los claroscuros, por la difuminación de los paisajes.
Wiese no teme recurrir a seres fantásticos y elementos suprarreales para recordarnos que provenimos de una improbable evolución, y que el sueño en que vivimos en realidad es solo una pesadilla.
No puede dejar de pensarse, cuando se ve la obra de Wiese, en El Bosco, “el primer surrealista –surrealista avant la lettre-, y el más grande”, a decir de Westheim, por los mundos poblados de demonios y criaturas inverosímiles.
Con todo, el camino recorrido por la artista apenas empieza; la obra que la precede marca un devenir promisorio. Basta mencionar que la pintora ha expuesto más de una treintena de veces –colectiva e individualmente- de 1999 a la fecha.
Estimado amigo ULY es posible que ya ni me recuerdes pues ya pasaron muchos años,por accidente llegue a este sitio y al ver tu foto recordé las ocasiones en que nos tomamos algunos tragos,en compañía de humberto torres,y algunos camaradas del medio escrito,el bar jardín,tomasix y don rome por la cruz de piedra creo que ya no existe,por todo eso mi estimado amigo te deseo lo mejor del mundo,tu amigo de siempre freddy .
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