miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sobre la feria del mezcal y algunas estupideces*

No conozco el sistema ni las clausulas que permitió a un particular dirigir ahora la decimo cuarta versión de la pomposamente llamada Feria Internacional de Mezcal que recién culminó con muchas críticas y que la convierten, sin lugar a dudas, en la peor realizada hasta ahora. Desconozco los términos en que se concesionó dicha exhibición, quienes intervinieron y cuál fue el saldo monetario que arrojó esa aventura.
No creo, desde luego, que concesionar a particulares (aún disfrazados como asociación civil o un organismo similar) sea per se malo; por el contrario, en actividades de esta índole creo que resulta más benéfico para el Estado o una entidad gubernamental pues permite que no distraiga recursos financieros ni humanos en actividades donde, por cierto, los beneficiados son particulares, en este caso embotelladores de las marcas de mezcales y no de los productores de agave, el punto más débil de la cadena productiva del mezcal.
Pienso, por ejemplo en el caso de las ferias internacionales de libros, como en Guadalajara o Monterrey o bien del Festival Internacional Cervantino (esas sí internacionales) por solo citar tres ejemplos. Ahí, ya sea el patronato o el comité organizador, prepara con antelación y de manera cuidadosa y eficiente el programa anual; percibe los recursos estatales y, al término, entrega cuentas. Dependiendo del tipo de acuerdo o convenio, se reintegra ya sea todo el recurso o parte de éste. Siempre hay remanentes para la preparación de la siguiente feria.
Evidentemente en el caso que nos trata, la improvisación es recurrente año tras año, pero particularmente en este. Para empezar no se qué entienden los organizadores por “internacional” puesto que ni invitaron a importadores ni a representantes de otras bebidas para que se conocieran aquí. Quizás se denominó “internacional” por alguno de los “artistas” que amenizaron durante las noches en que duró la feria o probablemente porque alguno de los visitantes eran extranjeros. No lo sé. Eso me recuerda, de alguna manera, la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, pero eso es harina de otro costal.
Improvisación que se vio refleja en el enojo y molestia de quienes pretendían entrar a la feria para conocer y probar mezcales por la noche y encontrarse que tenían que pagar entre 150 y 380 pesos para entrar porque en esos momentos iniciaba un concierto, con alguno de los “artistas internacionales”.
Improvisación porque la muestra pictórica ni era representativa de artistas locales o avecindados, ni tenía una calidad necesaria para participar en un evento de calidad nacional, mucho menos internacional. Improvisación porque alguno de los ponentes aseguraba que el mezcal era de origen prehispánico, por decir lo menos.
Improvisación porque el costo del puesto o “stand” rebasó, con mucho, las posibilidades económicas de algunos productores de mezcal que en esta última edición prefirieron abstenerse en participar. Así, que solo quedaron las empresas consolidadas y aquellas que, para iniciar, invirtieron en el pago, producto y tiempo para promocionarse.
Improvisación porque nunca hubo una auténtica interrelación entre los participantes de la feria. Las tres partes en que se seccionó El Llano fueron independientes entre sí y nunca interactuaron, por tanto, se careció de sinergia. El esfuerzo se diluyó y cada pabellón luchó para sí mismo. Los artistas gráficos, los productores de mezcal y los restauranteros. Y estos tres contra los “artistas internacionales” que le arrebataban clientes.
Improvisación y estupidez porque, para obtener más recursos, se acondicionó la parte externa de la feria para crear changarritos que nada tenían que ver con el tema principal de la exhibición y a donde los oaxaqueños tuvieron que conformarse en primer lugar porque para la mayoría, el costo para entrar era excesivo (35 pesos, cuando al principio era gratuito) y en segundo porque era gratuito, aunque no así los productos.
Estupidez e improvisación porque los conciertos –aun cuando algunos tenía calidad-, nada tenía que ver con el tema central de la feria, que es el mezcal y acaso el agave. Estupidez porque quien no gustaba de la música de banda tenía que pagar el costo del concierto o viceversa. Estupidez porque nunca hubo conferencias, charlas, presentaciones de libros en torno al mezcal o si las hubo no fue con profesionales,

Si bien es cierto que uno de los principales objetivos de cualquier feria es la promoción de un producto o un servicio, no pude dejarse de lado otro aspecto importante, como lo es el cultural y más en el caso del mezcal. A pesar de que se hizo un remedo de exposición pictórica, en realidad no aportó demasiado. Se excluyeron conferencias y eventos académicos que permitieran acercar a los consumidores a las raíces del mezcal. No se distribuyeron ni se presentaron libros o folletos relativos a la bebida de agave; en fin, poco se hizo para contribuir a la cultura del mezcal
Cuando me refiero a cultura del mezcal no hablo únicamente a la manera de ofrecer al público lego la historia de esta bebida ni la forma en cómo consumirla o cómo se prepara; me refiero a que sepan apreciarla desde todas las perspectivas pero fundamentalmente como un producto cultural, más que una bebida alcohólica, puesto que las hondas raíces del mezcal se remontan a la época prehispánica, sin que esto signifique que en esa etapa se destilara la bebida. Es algo más profundo y a un tiempo sutil.
Desde antes de que se instalara, la feria estaba condenada al fracaso. Por disputas meramente políticas, dentro del cabildo del ayuntamiento de Oaxaca, un grupo de regidores priístas se opusieron a conceder el permiso correspondiente aduciendo que ésta se convertía en una cantina y se expendía mezcal a menores de edad, entre otras razones. Finalmente los regidores priistas cedieron y se concedió el permiso correspondiente. A un día de la inauguración aún el organizador no había pagado los derechos correspondientes pero añun así, el gobernador Gabino Cué la inauguró.
Por otra parte, si consideramos que Oaxaca tiene registrada más de cien marcas de mezcal (quizás muchas más), resulta inadmisible que solo haya participado solo una parte de éstas. Según el organizador acudirían 50, sin embargo creo que no se alcanzó la meta, al menos en la vez que me decidí asistir.
También resulta demasiado extraño y perjudicial que siendo una feria nacional (internacional, según el organizador) no hayan asistido productores representativos de las entidades fabricantes de mezcal con denominación de origen: Zacatecas, Guerrero, Tamaulipas, San Luis Potosí, Durango, Guanajuato, además de Oaxaca. ¿Qué pasó? ¿Por qué no fueron invitados? ¿No quisieron participar las otras entidades por algún problema con el organizador o al Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal A.C. (Comercam)?
A nivel interno, los productores del mezcal se inconformaron ante la poca afluencia de turismo en la feria y culparon a su organizador de dar poca difusión a la bebida tradicional oaxaqueña. Según un reporte periodístico, Alejandro Cuauhtémoc López Rangel, ex presidente del Patronato Nacional de la Industria del Mezcal señaló que en las ferias anteriores, el mezcal logró posicionarse e incidiendo en su importación a países como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Japón, China, Singapur, Francia, Alemania, Suiza, República Checa, Austria, Inglaterra y España, donde en el 2009, se importaron 800 mil litros del millón 600 que se produjo en todo el país.
Además no puedo dejar de mencionar algo sustancial, un factor que incidió en el fracaso de esta feria. El cambio de autoridades municipales y estatales, donde llegaron a los cargos personas improvisadas tanto en Economía como en Turismo. Independientemente del origen partidista, lo cierto es que esto contribuyó al desastre antes descrito.
Tampoco puedo dejar de mencionar que a los productores de mezcal tradicional, aquellos que generación tras generación lo han creado según fórmulas inveteradas, fueron excluidos no por cuestiones monetarias, sino porque no cumplen con la norma oficial que rige su elaboración y que fue hecha a la medida de los grandes productores y embotelladores y que el organismo Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal se encarga de defender sin atender a miles de oaxaqueños que viven del cultivo, recolección y fabricación del mezcal casi de manera clandestina. Pero eso es un tema que otro día abordaremos.
Salud.

*Publicado (con otro título) en la Revista En Marcha número 138 correspondiente a este mes (septiembre 2011) www.revistaenmarcha.com.mx

2 comentarios:

  1. Pues muchas cosas mencionadas son ciertas, pero a mi parecer es mejor que la producción de mezcal cumpla con normas de la secretaria de salud, ya que yo compro mezcal ya sea de marca o a granel para mis fiestas y no me gustaria que mis invitados y/o clientes tomaran un producto con contenido alto en sustancias como metanol u otras cosas, seria un riesgo...

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  2. Si, a mi también me parece que normar la calidad del mezcal, pero a partir de criterios que permitan al consumidor degustar la rica variedad de mezcales existentes y no pretender homoginizar la producci{on. Gracias por el comentario

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